25 de enero de 2010

"IKTUS"

Ya llevaba tiempo queriendo hacer una visita a "Iktus" que se encuentra en la vecina Francia, cerca de "Pau", por el aliciente de que en este reservorio se puede pescar desde barca.
En esta ocasión fuimos Andoni, Alberto y yo los que nos animamos a salir de pesca, aunque nos habían comentado que las truchas habían estado poco activas en los últimos días, por lo cual las capturas estaban siendo escasas.
A eso de las 9 de la mañana llegamos a Iktus y en cuanto nos acercamos a ver la laguna el director del reservorio salio a saludarnos, ocasión que aprovechamos para pagar los pases, aunque éste nos diera la posibilidad de hacerlo tras finalizar la jornada de pesca (35 Euros por persona).
Alberto y yo cogimos una barca y Andoni en cambio que no las vio muy seguras, decidió intentarlo desde la orilla, a pesar de que Alberto le comentase que desde barca se tenían muchas más picadas...
A los pocos lances tuve la primera picada a los "streamers", la cual me pillo de imprevisto quitándome la línea de las manos del fuerte y repentino tirón que dio la trucha. Tras varias carreras conseguí llevarla a la sacadera para poder apreciar la librea de estas fuertes iris y más tarde devolverla a las aguas.
Las picadas se fueron sucediendo (todas a los "Streamers) siendo todas las capturas de muy buen tamaño, diría yo que por encima del 1,5kg, aunque también hubo alguna sorpresa como la de la siguiente instantánea...
Al parecer la suerte estaba de mi lado, ya que la mayoría de las picadas las estaba teniendo yo...
Aunque a media mañana Alberto entró en acción y la cosa se equilibró ante la atenta mirada de Andoni que desde la orilla no estaba teniendo mucha suerte...

A eso de la una del mediodía nos acercamos a la orilla de la laguna para reunirnos con Andoni y meter al cuerpo un poco de alimento, a la vez que le animábamos a que cogiera una barca y así poder tener más posibilidades de capturar alguna trucha...
Finalmente decidió seguir pescando desde la orilla... aún así tuvo barias picadas, consiguiendo llevar a tierra un bonito ejemplar de iris.
Nosotros en cambio seguimos intentándolo desde barca y tuvimos una tarde entretenida viendo los surcos que formaban las truchas al perseguir los streamers...
Y claro esta, tampoco faltaron las capturas...
A las 5 de la tarde se impuso la vuelta casa, satisfechos con la jornada de pesca y con ganas de volver de nuevo.

15 de enero de 2010

LEITZARAN

De camino a Andoain el mercurio marcaba 0ºC pero la ilusión por mojar los aparejos subía la temperatura unos 20 grados, o quizás fuera la calefacción del coche... Nuestro único miedo era que la carretera estuviera en condiciones para poder llegar al río tras las nieves caídas en las ultimas 24 horas.


Al llegar a Andoain nos encontramos una estampa preciosa, típica de una postal navideña; la nieve virgen cubría todos los rincones y le daba al paisaje una sensación de armonía que ya solo con verlo hacía que el viaje hubiera merecido la pena.


Una vez admirado el paisaje, nos enfundamos en innumerables capas con polares y térmicas de todo tipo para abordar a las truchas que esperábamos estuvieran poco activas.


La mañana iba pasando y a ratos se dejaban ver delicados copos de nieve precipitarse sobre nuestros impermeables de forma moderada... aun así los únicos sufridores eran nuestros pobres pies que parecían no formar parte de nuestro propio cuerpo...
Las picadas tímidas de las truchas que a primeras horas de la mañana eran muy escasas, fueron sucediéndose con más asiduidad a medida que iba pasando la mañana, aunque sin llegar a ser nada fuera de lo normal.
A eso de la una del medio día nos acercamos al coche a reponer fuerzas y así poder afrontar con el estomago lleno las ultimas horas de pesca del día. De nuevo de camino al río pudimos avistar varias truchas de buen porte, detrás de las cuales anduvimos un buen rato intentando hacernos con alguna de ellas... pudiendo al final engañar una hembra de bonita librea.


La jornada de pesca se iba agotando entre tímidos copos de nieve que repentinamente se tornaron en auténticos trapos helados que se precipitaban copiosamente sobre nosotros, obligándonos a recoger todos los bártulos de pesca apresuradamente.


La cosa no pintaba nada bien y tampoco tenía precisamente apariencia de que fuera a mejorar por lo que cogimos el camino de vuelta a casa sin más demora.